21/6/12

Crítica de Candela Reynoso - Show Online


“Si es absolutamente necesario que el arte o el teatro sirvan para algo, será para enseñar a la gente que hay actividades que no sirven para nada y que es indispensable que las haya” - Eugene Ionesco (1912-1994)

Cito la frase del dramaturgo francés autor de la obra, para contextualizar el maravilloso trabajo de actores y directora en el que se refleja sin duda el legado de Ionesco e incluso del absurdo como género.

La directora pertenece a la nueva generación de jóvenes directores  de la escena alternativa en Buenos Aires. Cabe destacar que se han visto puestas experimentales de La Cantante Calva de Ionesco, sin embargo Leticia Tómaz se atreve a apostar al género en sus orígenes, investigando sobre la puesta en escena y logra reconstruir los rasgos característicos que se asemejan al modo de representación de la época en que se ha escrito la pieza, y ¿por qué no? a manera de homenaje hacia aquel primer estreno en el año 1950 que tuvo lugar en Francia en el Théâtre des Noctambules.
La puesta y los cuerpos de los actores en escena reflejan esa incomunicación constante y necesidad de llenar el tiempo con palabras, mientras que se espera el hecho fortuito de la muerte típica del existencialismo y el parloteo absurdo que no llega a ningún fin. Para estos individuos, toda anécdota es bienvenida, hasta la más estúpida, lo importante es ocupar el tiempo. Cada personaje se destaca por un rasgo físico distintivo producto de la creación propia del actor. Nos sorprenden con su histrionismo y acertado ritmo que nos conduce directamente al mundo de Ionesco, un mundo de raíz existencialista, que representa el estado del hombre en un mundo al cual fue arrojado y al que nunca pidió venir.

Es imposible no esbozar una sonrisa ante semejante planteo del autor y frente a la manera en que Leticia nos lo sabe contar. Esos seres que están, pero no son, sino a partir de la mirada del otro, se ve claramente interpretado en esta puesta.

Quienes son amantes del teatro del absurdo y en especial de Ionesco, sabrán apreciar el trabajo realizado tanto por los actores como por la dirección que sabe el por qué y el para qué de cada una de las decisiones tomadas a la hora de interpretar. Y así se produce la maravillosa interrelación entre el actor, la escena y el espectador, logrando transmitir de una manera brillante la verdadera esencia de la visión absurdista.
Y para quienes se acercan por primera vez al mundo del absurdo, les resultará extraña y a la vez seductora la puesta, que nos introduce en este mundo al que dan ganas de volver, y del cual según el autor nunca saldremos ni nunca hemos salido.

Cabe destacar el trabajo de los seis actores, quienes celebran en el escenario la existencia que nos ha sido impuesta y nos contentan con recordándonoslo de una manera tan singular y más que como actores, como verdaderos símbolos cargados de sentido en la escena.

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